miércoles, 28 de enero de 2009

Otorongo`s country

El Congreso de la República, volvió el martes último, a demostrar su poca capacidad-voluntad para aprender lecciones de clases pasadas -algunas muy recientes- e insistió en mostrarse contrario no sólo a la opinión pública sino a la Constitución Política del Estado, al aprobar un dictamen que permitirá a padres y madres de la Patria postular a otros cargos públicos, mientras supuestamente se dedican a sus labores como legisladores.
Los congresistas vuelven al ojo de la tormenta. Alientan, sin escarmentar, su mala imagen con hechos que sostienen su poca popularidad que, de acuerdo a los últimos sondeos de opinión, es de menos del 11%. Recordemos que sólo hace dos meses el Congreso sacó la vuelta a un clamoroso pedido popular que emprendió la prensa y siguió la ciudadanía para fiscalizar sus rendiciones de cuentas como gastos operativos, al volver a ponerlos en su sueldo.
Ahora los parlamentarios, con este dictamen que impulsaron Apra y Unidad Nacional, quieren más prerrogativas. Pretenden pasear a la Carta Magna con este dudoso y dirigido dictamen (se sabe de las aspiraciones a sillones municipales y regionales de varios de ellos).
El artículo 92 de la Constitución marca que “el mandato del Congresista es incompatible con cualquier otra función pública, excepto la de Ministro de Estado”. Y ellos en sus retruécanos legales han respondido que mientras no los elijan no estarán ejerciendo otra función, o sea no se les impide postular. Frente al artículo 95 que establece que el mandato legislativo es irrenunciable, han respondido de manera delirantemente sofista: si el pueblo elige para otro cargo ellos no renunciarán, sino que acatarán las órdenes populares.
Finalmente, frente a lo que inicia el artículo 92, ya citado, de que la función de congresista es de tiempo completo, y qué cómo harían para no disponer su tiempo para campaña. Los defensores del funesto dictamen han dicho… no han dicho nada todavía, pero ya buscan algún mecanismo imaginativamente.
Habría sido el ex congresista del FIM Alcides Chamorro quien acuñó la frase de “otorongo no come otorongo” a los parlamentarios, Habría sido a fines de 2002, para un reportaje emitido en un programa periodístico de TV. Hace algún tiempo un suplemento de sátira política de un diario capitalino, “El Otorongo”, usa de eslogan esta frase: “come rico, duerme bien e hincha como ninguno”.
Un alumno me pide que atienda la sentencia con seriedad, que vea como la realidad copia la ficción, como rezaba García Márquez: Ya ha habido problemas con facturaciones de comidas de algún padre de la Patria. Son varias las fotos en las que se duermen en el Pleno; y si se comparan sus siluetas en un antes y después, mismo comercial de reductores de grasas, servirían de modelo pero al revés. Con todo eso, los parlamentarios en su mayoría podrían ansiar cargos en los que el dinero fluye mejor.

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