sábado, 21 de junio de 2008

Este otro Jesús

Por: Luis Alarcón Ll.*
Dos mil siete años después, es claro que Jesús es siempre el mismo pero también otro. En los últimos años, la figura del personaje más influyente de toda la historia humana, ha conocido la arremetida de algún importante material conjetural, procedente de investigadores, cineastas y ficcionistas, que han revisado su paso por este mundo. Y han sacado chispas con ello.
El Código Da Vinci, novela de dudosas bases históricas, ha sido ese primer hito. Dan Brown en realidad sólo compiló las propuestas de varios otros conjeturantes para un triller policial en el que se exacerba la terrenidad común del Hijo del Hombre: Jesús habría tenido mujer, la Magdalena, una hija, y toda una casta de seguidores secretos protectores del secreto –el Priorato de Sión-, como también, una guardia alzada en su nombre –los caballeros templarios- desaparecida por el clero tradicional. Aun cuando se vendió como ficción, la historia vendida por millones en todos los idiomas, sacó roncha en las cúpulas mismas de la iglesia católica y en los miles de seguidores fieles de Cristo.
Más peso en el replanteamiento de quién fue Jesús, tuvo el año pasado la publicación de “El Evangelio prohibido de Judas”. Un antiguo texto cóptico descubierto en los setentas, en forma de papiro y que data del siglo IV, fue puesto a la venta a coleccionistas norteamericanos y europeos por décadas, tras su oscuro hallazgo en la zona de al-Minya, Egipto. Traducido por el suizo Rodolphe Kasser, de la Universidad de Ginebra, el mayor experto textos cópticos, el evangelio fue revolucionario: Judas habría sido el discípulo más destacado de Jesús, conocería a diferencia de los otros 11 el verdadero sentido de una religión de la que hoy se perdió la esencia, y habría actuado según la voluntad de su líder para cumplir con la salvación del mundo.
Un tercer documento es el que los cineasta James Cameron y Simcha Jacobovici presentaron hace unas semanas vía Discovery Channel: El Sepulcro olvidado de Jesús: una tumba hallada en Talpiot, podría haber albergado no sólo su cuerpo, sino también el de Magdalena, “Mariamene e Mara” (versión en griego de María) y quizás hasta el hijo de ambos, irónicamente llamado… Judas. Carney Matheson del laboratorio de Paleo-DNA de la Universidad Lakehead, Ontario, condujo un análisis de ADN mitocondrial a restos de “Jesús hijo de José” y “Mariamene e Mara”, encontrados en los osarios. No había relación maternal, por lo que es bien probable que dada las condiciones de entierro hayan sido esposos. Los escépticos han respondido: Jesús, Judas, María, eran nombres comunes en la Galilea del ciclo I. Los estadísticos han retrucado: la combinación de los tres es poco probable.
Hoy el Jesús místico se choca con un Jesús histórico que es revisado con la ayuda de la ciencia y el despojo de fe. Pero paradójicamente eso no le resta los aires de divinidad que nadie sobre este mundo ha logrado en dos milenios.

*Director de Escuela de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Sipán
luisalarconll@gmail.com

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