lunes, 23 de junio de 2008

LA MALA EDUCACION

La educación formal desde las escuelas ha sido vapuleada de siempre; no sólo a raíz de los últimos problemas que afronta en el país,

Dirigida por Peter Weir y sobre un guión cruzado de Tom Schulman, Oscar en 1990, La Sociedad de los poetas muertos expone entre otros devaneos, como la educación tradicional puede alejarse de uno de sus afanes, el de entender la vida y la realidad. La premisa de ese maestro ecléctico que interpretó Robin Williams era la de este anónimo “La educación consiste en enseñar a los hombres no lo que deben pensar sino a pensar.”

No siempre hace eso, sino lo opuesto. Una de las frases más célebres favoritas por bohemios y faltos de instrucción académica es seguramente esta de Bernard Shaw: "Mi educación terminó cuando ingresé a la escuela". Mark Twain tenía también a la escuela por inconsecuente y escribió que lo que era él nunca permitió que entorpeciese su educación. ¿Pero puede en realidad ser la escuela contraria en la realidad a lo que precisamente se propone como fin?

Ahora bien, una cosa es que algunos escritores y pensadores desacrediten la educación, y otra que los mismos jóvenes, los estudiantes, lo piensen así. Pero lo hacen. Según un estudio del Consejo Nacional de la Juventud de 2005, la propia juventud estaba disconforme con su educación y no sólo en la escuela. Los peruanos de entre 15 a 19 años manifestaban que su educación era mala en un respetable 18%; y en un 32.1% entre los de 20 a 24. Casi la totalidad, el 97.4% urgía un cambio: el 27.1% capacitaría maestros; y el 11.9% cambiaría la metodología de enseñanza.

Con todo, los escolares peruanos son todavía pasivos en sus reclamos, si los comparamos con sus pares de otras latitudes. En España, en 1998, unos 30,000 estudiantes de más de 50 ciudades se manifestaron una huelga para exigir más dinero para su enseñanza secundaria. En Chile, la huelga de colegiales de junio de 2006 paralizó las escuelas públicas, conoció el respaldo de las privadas, las universidades e hizo retroceder al gobierno en unas políticas que los estudiantes en sus trajes azules no comulgaban por escasas.

¿De dónde sacan agallas los escolares para una rebelión tan dramática y bien orquestada? Alguien comentó que si los escolares tienen los argumentos para protestar por la calidad de su educación, ésta no debe de ser tan mala. ¿De dónde sacan ejemplos para tanta insolencia? Bueno, baste mirar al Jesús perdido de sus papás, María y José, en pascuas y exponiendo ante los sacerdotes del sanedrín para tener una idea de que los jovencitos sí tienen bastante que decir a sus maestros.

Alphonso de la Luna

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