lunes, 23 de junio de 2008

SUCIO… Y DELICIOSO

Dirty Dancing, discutible musical icono del cine ochenteno con sound track incluido, cumple 20 movidos y melosos años.

Para el verano norteamericano de 1987, cuando la industria cinemera gringa parecía más de lo mismo, una cándida historia de amor, pero también más que eso, iba a escribir un capítulo totalmente distinto. Johnny Castle (un debutante Patrick Swayze) experto teacher de baile y amante a sueldo, y Baby Houseman (la ignota antes y después Jennifer Grey), inocente e impopular adolescente de 17 abriles, tendrán la oportunidad de sus vidas -como rezaría el tema central del soundtrack- en el transcurso de su verano feliz, en un balneario para clases acomodadas, donde se da el encuentro. Nada fuera de lo común si no contamos con que la historia se soporta sobre una de las bandas sonoras más celebres de la historia del cine.

Los críticos no se han puesto de acuerdo con la valoración a Dirty Dancing, como filme. Pero incluso los menos enterados coinciden en que la música y el hilo conductor que le presta ésta al filme no tienen precedentes. Cosa rara; aunque la historia sencilla que se procuró crear Eleanor Bergstein y que dirigiera Emile Ardolino, partía de dos ejes musicales, uno blanco e inocentón (escúchese Big Girls Don`t Cry, Wipeout, etc) y el otro eje agresivo, apasionado, el dirty, dirty (Hungry Eyes, These Arms of Mine...) nunca siquiera se pensó en armar una banda sonora que considerase figuras de la música de la época, y eso por cuestiones de costos.

No es que al final no se lograra un marco musical coherente; precisamente sí se logró juntando a la orquesta de Michael lloyd & Le Disc, a Bill Meddley, Jennifer Warnes y al mismo Swayze. Finalmente, el productor musical Jimmy Lenner obtuvo un producto artístico sin parangón, al amparo de un barrido musical que atraviesa los finales de los 50, y comienzos de los 60 (periodo de donde se extraen algunos fox trot), se regodea en recreadas composiciones latinas (Merengue, Johnny´s Mambo, De Todo un Poco) para representar la influencia latina en esas décadas; y sella con los temas que encabezaron los charts, donde corona (I´ve Had) The Time of my Life.

Como filme siempre se trató de un taquillazo mayor. Los 5.2 millones de dólares que costó con toda su parafernalia musical se convirtieron en más de 170 millones a la fecha. Como música, es una de las bandas sonoras más escuchadas y vendidas de todos los tiempos, y cuyas piezas –en distintos puestos- han ido a parar casi todas a las listas de hits en su momento, algo comparado sólo con el Triller de Michael Jackson.

Originalmente en dos volúmenes, la música se reedita este año de aniversario 20 en un CD en el que las piezas corren en el orden de cómo aparecieron en el filme, y que me inspira mientras termino este recuento. Pero como los fanáticos –¿acaso debo confesarlo?- espero más: un DVD conmemorativo con la película, minutos extras, detrás de cámaras, algún video clip (ojalá más de uno) y varios etc,etc.


Alphonso de la Luna

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