Hace menos de dos años cuando un referéndum de domingo de octubre desbarataba la idea la Macrorregión Norte (Tumbes, Piura y Lambayeque), el mundo pareció acabársele a algunos políticos que no habían visto más allá de un horizonte costero, entre ellos el propio presidente regional de Lambayeque Yehude Simon. Hoy las voluntades son más transversales, geopolíticamente habando, y ciertamente más inteligentes.
El fin de semana pasada una encuesta de Perucámaras aplicada a empresarios de las provincias de las regiones de Lambayeque, Cajamarca, Amazonas y San Martín, revelaba que el 56.3% respaldaban formación de una macrorregión que las uniese. Se trataría de una macrorregión piloto, afianzada a partir de una afinidad entre las regiones integrantes.
Esa es la clave y eso lo analizó una amiga economista en su momento cuando el referendum del 2005: “Entre los criterios necesarios para una regionalización efectiva se encuentran que las economías sean complementarias, y con un tamaño apropiado para compensar a Lima que posee el 48% del PBI nacional, ser geopolíticamente estratégicas y contar con de puertos para poder facilitar el desarrollo del comercio exterior.”
Su lectura inclinaba la balanza hacia una Gran Región Nor Oriental, reforzada estratégicamente; pero añadiríamos que ahora, dos años después, es más clara en el panorama porque los crecimientos económicos al interior del país se han dado sobre tres puntos del promedio nacional y más incluso en casos como Cajamarca. Además de crecimientos focalizados en sectores dados, como el comercio en Lambayeque, la minería en Cajamarca, y la agricultura en San Martín.
Las provincias están creciendo como nunca antes se conoció en la historia del Perú, nos recordaba el especialista en economías emergentes Rolando Arellano en una conferencia el miércoles pasado en un céntrico hotel, cortesía de una firma de teléfonos. Entre una de sus desbaratantes tesis, Arellano propone que es un error pensar el crecimiento, el consumo y el desarrollo, sólo a partir de datos económicos de los pobladores. Lima, que concentra un tercio de la población del Perú y en ese puñado el 70% de nuestra riqueza económica, no es más la plaza grande para crecer. Merced a una interpretación vertical de la pirámide de las clases sociales, lo económico es un factor más en los pobladores pero que cruza estilos de vida, expectativas, intereses particulares, etc.
Si sin una articulación política aun, el interior ya se puso a andar, lo que viene con macrorregiones estructuradas espontánea pero también inteligentemente puede significar el boom del desarrollo real del país. Ahorita es cuanto.
El fin de semana pasada una encuesta de Perucámaras aplicada a empresarios de las provincias de las regiones de Lambayeque, Cajamarca, Amazonas y San Martín, revelaba que el 56.3% respaldaban formación de una macrorregión que las uniese. Se trataría de una macrorregión piloto, afianzada a partir de una afinidad entre las regiones integrantes.
Esa es la clave y eso lo analizó una amiga economista en su momento cuando el referendum del 2005: “Entre los criterios necesarios para una regionalización efectiva se encuentran que las economías sean complementarias, y con un tamaño apropiado para compensar a Lima que posee el 48% del PBI nacional, ser geopolíticamente estratégicas y contar con de puertos para poder facilitar el desarrollo del comercio exterior.”
Su lectura inclinaba la balanza hacia una Gran Región Nor Oriental, reforzada estratégicamente; pero añadiríamos que ahora, dos años después, es más clara en el panorama porque los crecimientos económicos al interior del país se han dado sobre tres puntos del promedio nacional y más incluso en casos como Cajamarca. Además de crecimientos focalizados en sectores dados, como el comercio en Lambayeque, la minería en Cajamarca, y la agricultura en San Martín.
Las provincias están creciendo como nunca antes se conoció en la historia del Perú, nos recordaba el especialista en economías emergentes Rolando Arellano en una conferencia el miércoles pasado en un céntrico hotel, cortesía de una firma de teléfonos. Entre una de sus desbaratantes tesis, Arellano propone que es un error pensar el crecimiento, el consumo y el desarrollo, sólo a partir de datos económicos de los pobladores. Lima, que concentra un tercio de la población del Perú y en ese puñado el 70% de nuestra riqueza económica, no es más la plaza grande para crecer. Merced a una interpretación vertical de la pirámide de las clases sociales, lo económico es un factor más en los pobladores pero que cruza estilos de vida, expectativas, intereses particulares, etc.
Si sin una articulación política aun, el interior ya se puso a andar, lo que viene con macrorregiones estructuradas espontánea pero también inteligentemente puede significar el boom del desarrollo real del país. Ahorita es cuanto.
*Director de Escuela de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Señor de Sipán
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