lunes, 7 de julio de 2008

El derecho de saber

Mientras almuerza en Chiclayo lo que más le gusta en el restaurante que más le gusta, Ricardo Uceda, Director Ejecutivo del Instituto de Prensa y Sociedad (IPYS), nos cuenta a uno de mis jefes y a mí que ese mismo viernes, 28 de septiembre, está celebrando. Es el día del Derecho de Acceso a la Información, línea de acción en la que el IPYS se mueve no sólo en el país sino en toda Latinoamérica. Uceda ensaya una sonrisa socarrona y nos confiesa algo más, la celebración es pública y traerá cola: ese mismo día se ha presentado un habeas data porque el Congreso ha negado ceder información de la sesión secreta en la que se sancionó a la parlamentaria aprista Tula Benites.

Uceda y su equipo en IPYS han apretado el acelerador sobre lo que hacen hace tiempo respecto a este derecho básico, el del acceso a la información pública, inscrito en los derechos de información, entendidos como de primer orden. El Derecho de acceso a la información se erige sobre las premisas de 1) que al generarse en una entidad estatal, sus datos nos pertenecen a todos, 2) al estar informados de lo que ocurre en el sector público podemos intervenir en el control de eso que nos pertenece a todos y -una razón más básica- 3) la natural vocación del ser humano a saber, aquello de lo que es posible saber, porque es público, no es privado, y su conocimiento no supone peligro en la seguridad de la nación, o sea no puede ser un secreto de estado.

La querella de Uceda y compañía contra el Congreso se basa de seguro en esos tres pilares, aunque no me lo ha contado así. La sesión secreta del caso Benites y en la que su partido, el APRA, trató de aminorar su pena, no tuvo porque ser secreta; aun así, lo que allí se cocinó no debe ser, en estricto, secreto, pues no compromete nuestra seguridad nacional, que es donde se exceptúa precisamente el derecho al acceso a la información de acuerdo a nuestras leyes y de la mayoría, sino todos, los otros países que las tienen, 68 en todo el orbe, la mayoría en Europa, y sólo 11 en Latinoamérica, de acuerdo a un estudio de Helen Darbishire de Info Access.

Uceda estuvo en Chiclayo en respuesta a una invitación que le hiciéramos para que diserte sobre Periodismo de Investigación, algo en lo que es trome, también y sobre todo, y en lo que el IPYS tiene una premiación anual internacional que ha compilado los mejores trabajos de esa línea en los últimos cinco años. Debía ligar el tema en tanto su papel en la manutención de la Democracia. Lo hizo; puso ejemplos de cómo intrépidos y constantes periodistas habían logrado destapar mafias de lo más curiosas, muchas de ellas en el seno de gobiernos elegidos o reelegidos con todos los ceremoniales democráticos. En todos los casos, llegar más allá de lo evidente, tocar hondo y descubrir la misma podredumbre y corruptela…

Hay una lección que se me antoja conectada al Derecho de Acceso a la Información: si una autoridad no cede información, es bien probable que algo terrible esté cocinando, en evidente olor corrupción.


*Director de Escuela de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Señor de Sipán

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