lunes, 7 de julio de 2008

De vocación, gestor cultural

Un año después de pisar suelo lambayecano puede resultar demasiado pronto para elogiar el trabajo que Carlos Mendoza Canto ha emprendido por la gestión cultural en este departamento que ya hizo suyo. Pero es justo y necesario. Voy a decirlo directamente: su llegada marca un antes y después en la trajinada historia del INC-Lambayeque. Hasta el más desubicado de los locales coincide en que hay, en efecto, dos etapas bien marcadas entre la ausencia y presencia de este joven promotor del arte y la cultura que en buena hora llegó para ordenarnos las cosas de un modo que hoy le aplaudimos.

El jueves pasado, 16 de enero, unos trabajadores de la casa de la cultura y varios amigos personales le cocinaron una sorpresa. Un tributo titulado certeramente “2007… El rumbo”. Yo fui cómplice de la jugada. Se trató de un show que presenté con unas líneas de reseña y que condujeron Nevenka Waltersdorfer y Oscar Espínola, y en el que se lucieron Laura Mendoza, Liz Moreno (declamando y cantando respectivamente), amén de los cajones de Herencia, un collage de clowns que integró a Mueca, Estación y otros; y la salerosa marinera de Carlos Ubillús y María Ester Muro, etc.

Mendoza, a quien conocí personalmente esa noche, tomó la palabra. El mérito no era suyo, insistía, sino de una institución –el INC- que recuperó su estatus como órgano promotor de la cultura regional. Yo insisto en que a él, tras el Instituto, le toca bastante la responsabilidad de ese éxito que ha conseguido con acciones específicas (como la responsabilidad por le patrimonio arqueológico y la recuperación del Teatro Dos de Mayo que reabre esta noche) y una plataforma en programación cultural no sólo intensa, sostenida, sino que convoca y logra la participación de otros entes que antes públicos y privados que o habían desatendido su compromiso con la cultura o que a lo sumo habían hecho las cosas cada cual por su lado.

Ya se han enorgullecido sus jefes en Lima de su labor y lo han felicitado por su record de acciones, productos, que de largo han superado a otros INC del interior. Justo: con mano firme y vocación de consenso; con garra pero también con sutileza, Mendoza canto toma la batuta, pero sabe que –etérea, multiforme- la cultura es de quien quiera moldearla, de quien juegue y se recreen en ella, por o para ella. Egresado de la Escuela Nacional de Teatro de Lima, la sensibilidad está asegurada; como también sus competencias de gestor, seguro gracias en buena cuenta a los estudios de administración en el Instituto Peruano de Administración de Empresa (IPAE). Aunque creo que ese talante emprendedor debe de ser genético o haberse cimentado en una formación familiar de la que no tengo ninguna referencia y que no me animo a especular. Qué más da: este año 2007 ha pasado volando para él y su tenaz equipo. Y sí que ha revuelto en ese vuelo los aires de la cultura lambayecana para bien. Que nadie se atreva a cortarle las alas.

*Director de Escuela de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Señor de Sipán

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