lunes, 7 de julio de 2008

Pisco antes, Pisco después

A un mes exacto de la catástrofe sísmica del sur chico del Perú, hay algunas lecciones que nos deja el terremoto en un país que, frente a él, se erigió en muchos casos como un reino surrealista, en el que la situación de por sí caótica, generó respuestas sobredimensionadas (como las de la ayuda humanitaria), lentas y desinformadas (la del propio presidente García, una hora después del movimiento telúrico) y hasta grotescas y aprovechadas (como las de varios artistas, no sólo la Bozo, que con un escenario fatal de fondo, armaron su show de intereses particulares aunque también dieron lo suyo).

El sismo costó la vida a 514 personas oficialmente y dejó 1,090 heridos. El Instituto Nacional de Defensa Civil, a través del Centro de Operaciones de Emergencia Nacional (COEN), cerró sus reportes de cifras el 23 de agosto. Ese último documento anunciaba que el total de viviendas destruidas era de 39,741 para igual que el número de familias damnificadas.

Reconstruir la infraestructura pública dañada por el sismo, ascenderá, según lo anunció el mismo Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) a US$ 220.68 millones. Una partida gruesa se ha dispuesto también para la reconstrucción de las viviendas de las familias damnificadas, en montos de ayuda que por vivienda caída serán de 6,000 soles a cada cual… Todavía se afina como se repartirán las promesas.

En medio de un bullir de reconstrucción, Pisco, Chincha, Cañete y otros puntos del sur chico acudieron a la inusitada alza de precios de materiales de construcción. Papeles en mano, los pobladores alertaron que el cemento, había subido hasta tres veces su precio pre sismo. Paradójicamente, no hubo una compañía que no saliera a desmentir que sus precios eran los mismos ¿Quién diablos operaba entonces el alza? Vaya Ud. a saber.

Las reacciones post sismo deben inscribirse en el Guinness de los Récords. El propio Presidente García agradeció hace unas semanas la inmensa ayuda humanitaria generada dentro y fuera del país (27 millones de dólares para entonces sólo del exterior, y otros 20 millones de dólares más comprometidos). Sin embargo los clamores por un orden certero en la repartición de la ayuda fue un cliché que se escuchó hasta mucho después de catástrofe; voces que se han ido apagando conforme el sismo bajaba en su escala noticiosa.

De Ripley fue el Pisco 7.9, macabro nombre para una bebida emblemática con la que el gobierno quiso agradecer la ayuda externa. El ministro Rafael Rey tuvo que beberse un par de días después del desacierto, el trago amargo de su inubicado ingenio. Sin embargo, y a costa del fatal recuerdo del sismo, el 7.9 ya había hecho noticia y el mundo relacionado Sismo en Perú-Provincia de Pisco-Bebida Pisco para pagarnos una deuda que nos tenía la comunidad internacional respecto a nuestro licor bandera. Todo lo que ha tenido que pasar, saquen su cuenta.

*Director de Escuela de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Señor de Sipán

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