lunes, 7 de julio de 2008

La Caída del Adobe

Anda de malas el adobe. Esta vez, con el sismo del sur del Perú, se ha insistido en ha sido el adobe el que porcentualmente ha matado a los más de 500 muertos. No es la primera vez. Se atribuye que del terrible terremoto de Huaraz del 70, a los 30 mil muertos los sepultó el adobe; sólo hace dos años en Irán otro sismo mayúsculo lapidó las vidas de igual número de habitantes en iguales circunstancias.

Marcial Blondet, es ingeniero constructor y doctor en investigación de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Él cree en lo que llama la vivienda antisísmica de adobe, o mejor la “construcción sismorresistente”. Para el investigador se puede construir mal incluso con materiales de albañilería (se niega a usar la alocución “material noble”) y de hecho lo prueba el que una de los 35, 568 edificios derruidos por el terremoto reciente – cifras al miércoles 22 según INDECI- fueron de cemento y concreto más del 65%.

No se culpe así por así tan fácil al adobe. César Méndez, especialista del Colegio de Arquitectos del Perú y director nacional de un programa que tiene que ver con el tema, sostiene que el problema está en la “autoconstrucción”, es decir, la informalidad tan nuestra que los peruanos tenemos para hacerlo todo, traducida en la construcción de edificios: sólo llamamos al albañil… y listo.

En el Perú, la mitad de las casas levantadas en pie son de adobe. Es algo que apenas podemos ver en la ceguera de las luces de la ciudad. Acaso si lo atisbamos en pueblos jóvenes y asentamientos humanos. Pero el adobe se yergue poco altivo, porque su nobleza la toma del mismo suelo del que está hecho, en caseríos de costa, pueblos de sierra y adentro en la selva.

No es su historia sencilla. El adobe puede tener una vida relativamente corta y sucumbe no sólo a sismos, sino también a aluviones y otros fenómenos acuosos (cítese nomás lo que descubrió Chris Donan sobre cómo los moches –excelsos adoberos- fueron desaparecidos por las aguas de un Niño).

Los planes de reconstrucción, anunciados por el Presidente de la República, y el titular de Vivienda y Construcción no consideran al adobe. Este material, difícil de defender en estas circunstancias, pasa los peores momentos de su milenaria historia. Pero, ¿es que se va a poder reconstruir sólo con cemento y hormigón? ¿Le va a alcanzar al estado, sensatamente?

Incluso si la respuesta es afirmativa, un buen número de peruanos van a seguir insistiendo en el material con el que sus antepasados edificaron sus moradas. Hay razones económicas, pero también las de orden cultural, cosa a la que, otra vez, la ceguera dificulta una lectura más fina. ¿No sería más bien un buen momento para procurar instrucción en “ennoblecer” al adobe, hacerlo más fuerte y resistente? Por ahí hay un camino, que nadie, menos las autoridades ahora con las heridas abiertas del sismo, siquiera han considerado.

*Director de Escuela de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Señor de Sipán

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